Crisis Creativa

Venia escuchando el último disco de Offspring, cuando pensé, porque no hacer un partido de fútbol esta noche, así que comente la idea con mis otros compañeros y la idea pareció muy buena.

El equipo de los engranaje estaba constituido por los maxilares que jugaban con dos puntas, en clara formación de ataque, dos laterales que no eran más que canino primero y canino segundo, y en el medio campo y defensa, los premolares y molares.

El partido parecía interesante, el rival, el eterno rival, no eran más que los de villabajo, el equipo de los dientes de embrague, que tenían fama de masticar siempre al equipo contrario.

La lengua, como siempre en medio se presto a hacer de arbitro, y como ninguno de los dos equipos puso objeción, accedió a esta tarea acompañada de los paladares como jueces de línea.

Todo estaba dispuesto, los dos equipos en el estadio de boca, ( en fútbol argentino River y Boca son los dos eternos rivales ) y el árbitro miraba nervioso el reloj dispuesto a hacer sonar el silbato, para que la campanilla procediese al saque de honor.

El entrenador de los engranaje, Silvio Salivera, les chillaba en el vestuario antes de comenzar el match ; Hay que esmaltar la camiseta, no hay equipo mordiente y todos los partidos duran noventa minutos.

Por fin el árbitro, hizo sonar el silbato, los dos equipos agudizaron sus dentaduras y el balón, que era una bola de Chetos queso, comenzó a rodar por el terreno de juego, el partido estaba muy igualado, los dos equipos hacían méritos por la posesión del balón y la lengua que era una juez muy blandita no se atrevía a señalar ninguna falta.

Una de las muelas del juicio, reclamo penalty, el equipo contrario se negó rotundamente, y pedían su inmediata extracción del terreno de juego, al fingir la pena máxima. Nadie se ponía de acuerdo y la lengua no se atrevía a dictar sentencia. Quien lo tira ? Yo, decía un maxilar, no yo, decía un canino del equipo contrario, el estadio era un caos y las dos aficiones descontentas comenzaron a tirar objetos al terreno de juego, un bocabits, unas patatitas y hasta una oliva rellena que hizo de espontánea corriendo desnuda por todo el campo.

Al final la lengua, harta de tanto trajín, decidió ella misma disparar la pena máxima y..... GOL, el balón de chetos salió disparado garganta abajo, produciéndose gran algarabía en el terreno de juego.

El partido tuvo que acabar, al darse cuenta los dos equipos de que solamente había una portería, y así era imposible jugar al fútbol, en fin... al final todo termino bien y todos acabaron juntos en los vestuarios, dándose un relajante baño de COLGATE.

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